Sirena (tercera y última)
Buenas, tal como dice más arriba ésta que ven acá es la tercera sirena de la serie. Sirenas de las de antes, no las de la versión edulcorada y romántica, ésas que miran a los barcos con ojos melancólicos, como las vacas miran pasar el tren. No, las mías son de las que con su canto hipnótico atraían a los marineros a los escollos para que encallaran y poder devorarlos, las madres de todas las femmes fatales, misoginia griega a la enésima potencia.
Pero volviendo a lo nuestro, esta chica inconclusa está hecha en lápiz y acuarela sobre papel. Quizás haya sido el scanner, quizás sea un problema inherente a la acuarela, pero muchas de los efectos más sutiles desaparecieron con la digitalización. Y como de costumbre, al cliquear sobre la imagen la abre más grande.
Sirena bis.
Segunda sirena de una serie de tres.
Lápiz y Photoshop. Hacer click sobre la imagen para verla ampliada.
La petite sirène.
Lo que tenemos hoy es la primera de una serie de tres ilustraciones sobre ese bicho taimado, engatusador y comegente, la sirena, hechas en distintas técnicas y estilos, y que mi intención era incorporar en un proyecto más grande que quedó en eso, en proyecto. Quién sabe, quizás algún día.
Lápiz sobre papel. Cliquer sur l'image pour l'agrandir.
No tiren que hay gente.
Lo confieso: como todos, yo también incurrí alguna vez en el género bélico y no hay mejor prueba que la ilustración de la izquierda, deliberadamente inconclusa (me pareció que dejar en algunas partes el trazo visible aligeraba el minucioso tratamiento casi hiperrealista que hay en otras). Lo que también fue minucioso fue el trabajo de documentación para que cada detalle de vestimenta y equipo fuera correcto.
Lápiz y Photoshop. Cliquear la imagen para verla más grande.
Un roc.
El roc (o rokh) es un ave fantástica de tamaño y fuerza descomunales nombrada en leyendas árabes y persas (especialmente en la historia de Simbad el marino, de las Mil y Una Noches) y de la que se decía que podía levantar elefantes con sus garras. Marco Polo menciona en el libro de sus viajes que los enviados de Madagascar a la corte del Gran Khan llevaron como presente una pluma de roc, aunque debía tratarse del Aepyornis maximus o pájaro elefante, un ave gigantesca, no voladora, extinta en el siglo XVI.
Pero volviendo a lo nuestro, el dibujito de la izquierda representa a un roc alimentando a sus pichones y está hecho en lápiz, tratando de seguir el estilo de las antiguas miniaturas persas. Y como siempre, cliqueándole encima se puede ver más grande.
Cochecito.
Ahora, algo en distinta técnica y estilo: un cochecito dibujado en marcador, escaneado, y finalmente vectorizado y coloreado en Illustrator. Y aunque no tenga demasiado detalle, cliqueándolo se puede ver más grande.
Hasta la próxima.
Amor eterno.
Volvemos a una ilustración de tipo vectorial, hecha esta vez como saludo para el Día de los Muertos y con una lejana inspiración en algunos grabados de José Guadalupe Posada. Y si buscan alguna explicación para el círculo psicodélico de fondo, inventemos que es una referencia al peyote (Lophophora williamsii), o algo así.
Hecho en Illustrator sobre un boceto en lápiz, y como de costumbre, cliqueando sobre la imagen se la ve más grande.
El Clon.
El título del post no hace referencia a aquella novela brasileña de tal y tan inexplicable éxito sino a un cuento homónimo que hubiese sido publicado en la revista Sinédocque de haber habido un segundo número (así creo recordar que sucedieron las cosas aunque, como de costumbre, puedo estar equivocado). Una historia un tanto frustrante también para mí ya que como los más perspicaces ya habrán notado, la imagen que hoy nos acompaña fue hecha para ilustrarlo.
Lápiz negro sobre papel y Photoshop (de hecho es uno de mis primeros experimentos con la trabajosa técnica del finger painting). Cliqueando sobre la imagen se ve más grande.
Puntapié inicial.
Difícil tarea ésta de elegir con qué imagen dar inicio a este blog, que por otra parte no tiene otra intención que ser un repositorio de imágenes. Pero como con algo había que empezar, nada mejor que hacerlo con este humildimísimito (notar el audaz maridaje entre superlativo y diminutivo) homenaje hecho por mí hace ya un tiempo a Porco Rosso (Kurenai no buta) una película de 1992 del gran Hayao Miyazaki, mejor conocido en estas costas por Las aventuras de Chihiro (Spirited away) o Howl y el castillo vagabundo. Esta película trata de un as de la aviación italiana que desilusionado con la humanidad se convierte en cerdo (una metamorfosis similar también aparece en Chihiro) y se dedica a combatir a los piratas del Adriático a bordo de su Savoia S2.
Como fuera, la imagen que da pie a este mensaje (cliquear para verla más grande) fue realizada en Illustrator sobre un boceto en lápiz. Y si quieren saber algo más sobre Kurenai no buta, quizás puedan encontrarlo aquí.
